Sorprendentemente, Jamaica tiene una producción de café relativamente pequeña y los granos que crecen en la región de Blue Mountain son los más especiales de la zona. Debido a las temperaturas más bajas, hay menos cosecha cada año y cultivarlos allí supone una dura y compleja labor, ya que en sus inclinadas pendientes las plantas deben recolectarse cuidadosamente a mano. Esto significa que hay una cantidad limitada de granos y, además, un 80 % de la cosecha se destina a Japón cada año. Por lo tanto, es bastante caro y difícil obtener granos de café de esta región. Si lo consigues, sabrás por qué se dice que es uno de los mejores cafés del mundo, ya que resulta increíblemente suave y tiene una acidez clara y viva.
En Sumatra se concentran algunas de las mejores condiciones para el café, gracias a su fértil suelo volcánico, la proximidad al ecuador y las altitudes en las que crecen los granos de café. Esta región también tiene su propio método de procesamiento conocido como "Gisling Basah", que implica solo secar parcialmente los granos tras el fermentado, lo cual reduce la acidez en la mezcla, al mismo tiempo que le aporta un cuerpo más completo y notas amaderadas y terrosas. Los expertos del café sugieren probar los granos de café de Sumatra tostados muy oscuros, ya que esto ayuda a sacar sus sabores terrosos y más herbales.
Una de las cosas que hace del café de Ruanda uno tan especial es que lo cultivan caficultores a pequeña escala, ya que no hay grandes fincas en el país. La gran elevación del país, unida al rico sueno volcánico, es ideal para cultivar granos de café arábica. Resulta interesante que, una vez que se recolectan los granos, se llevan a estaciones comunales de lavado donde se clasifican y procesan con agua de lluvia. Se dice que los cafés procedentes de Ruanda saben a frambuesa y cereza, con una sensación cremosa en la boca.
Kona es una de las islas más grandes de Hawái y es continuamente alabada por producir algunos de los mejores granos de café del mundo. El café se cultiva a 600 m sobre el nivel del mar, en las pendientes de los volcanes Mauna Loae y Hualalai. La zona destaca por un envidiable microclima con condiciones que resultan ideales para el cultivo. De sabor delicado y ligero, el café de Kona está equilibrado, es cremoso, especiado y cuenta con un sabor sutil parecido al del vino.
En Tanzania se producen algunos de los más especiales y mejores cafés del mundo y, además, los granos de café son únicos. Conocido como «café Peaberry», los granos que se usan para producir esta mezcla se encuentran de la forma tradicional en las cerezas del café, pero son mucho más redondos y densos, lo cual permite tostarlos de forma más uniforme. Sin embargo, solo el 5 % de los granos de café de la cosecha son Peaberries, así que se necesita clasificarlos arduamente a mano para encontrarlos. El café Peaberry tiene un cuerpo medio y un sabor afrutado con toques de grosella negra, y un acabado dulce.
A pesar de su nombre, el Geisha no procede de Japón. Su origen es Gesha, Etiopía, donde se produjo por primera vez en 1960. Ahora, el café geisha se cultiva en otras regiones, y los mejores tipos provienen de Panamá y Costa Rica. Es bastante especial porque resulta difícil de cultivar y debe recolectarse a mano. Los expertos, sin embargo, lo consideran uno de los mejores cafés del mundo. En él encontrarás notas sutiles a flores y cítricos. En cuanto al sabor, parece casi un té, y se sirve solo, porque es ligero y delicado.
Perú es un país conocido por su producción cafetera orgánica y de comercio justo, por lo que no sorprende que produzcan el mejor café del mundo. Muy equilibrado y suave en cuanto al sabor, con baja acidez, el café peruano es adorado en todo el mundo por su maravilloso sabor. Los sabores que puedes esperar de los granos de café que se cultivan en esta región varían de florales a chocolateados, y con un toque ligero a nuez.
Cultivado entre 1700 y 2000 m sobre el nivel del mar, el café etíope Yirgacheffe presume de un aromático sabor especiado que se debe, en parte, a la forma en la que se cultiva. Pero lo que verdaderamente marca la diferencia es lo que pasa una vez que se recolecta. Al igual que ocurre con el café de Ruanda, una vez que se retoma se lleva a estaciones comunales de lavado donde los caficultores combinan cosechas para procesar y las clasifican de acuerdo a su tamaño y calidad. Los granos de café se secan al sol durante 9 a 12 días, lo cual saca a relucir su sabor limpio y floral que recuerda al albaricoque y al limón. El café etíope Yirgacheffe suele considerarse uno de los mejores del mundo por aquellos que disfrutan de una mezcla ligera de medio cuerpo.
Si esta lista de granos de café de todo el mundo ha despertado tu curiosidad, te invitamos a descubrir los orígenes del café y a adentrarte en el lugar donde se tuesta.