El café colombiano, dos palabras que mueven cada fibra de tu cuerpo. Tan solo con pensarlo, llegan diversas imágenes a nuestra mente, ese colorido paisaje lleno de cafetos, las sonrisas de los caficultores recolectando los granos, el yipao que transporta los sacos del café y el distintivo vapor de una taza caliente de café en la mañana.
De acuerdo con cifras de 2019, la Confederación Nacional de Cafeteros afirma que Colombia produce y exporta aproximadamente más de 14 millones de sacos de café durante el año, un resultado que lo convierte en una industria que es reconocida mundialmente.
De Estados Unidos a Ucrania, de Canadá a Bélgica, el café colombiano es uno de los mayores productos de exportación que tiene el país; teniendo a Norteamérica como uno de los principales consumidores, seguido del mercado europeo y luego el asiático, son lugares que disfrutan uno de nuestros mayores orgullos colombianos.
Desde lo alto de la montaña, aprovechando los suelos y climas que tiene el país cafetero por excelencia, el café colombiano se cultiva en 23 de los 33 departamentos que tiene Colombia, trayendo una cosecha que dura prácticamente todo el año.
De mayo a octubre el café colombiano tiene la característica de su frescura y sus sabores y aromas tan variados. Amargo, dulce, ácido, intenso, con más o menos cafeína, todo depende del tipo de tueste que se implemente en la producción del café, permitiendo tener sabores ideales para todos los gustos.
Antioquia, Tolima, Cauca, Huila son algunos de los departamentos con mayor producción de café, regiones que permiten que el café colombiano suave sea el más consumido alrededor del mundo.
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Su calidad y frescura durante todo el año; la variedad de sabores de café que existen gracias a la diversidad de suelos; las más de 500.000 familias caficultoras que le meten pasión y amor a su trabajo; la fuente de inspiración de incontables artistas, además de empresas responsables con la sostenibilidad y las buenas prácticas de producción, hacen que el café colombiano tenga ese sello distintivo en el mundo entero.
Es así cómo fabricar un café de alta calidad es todo un arte. Contando con especialistas que supervisan los granos hasta catadores de sabores, aroma y textura, el café de Colombia pasa por un minucioso proceso de producción y exportación, el cual tiene un valor compartido gracias al Plan Nescafé.
Con más de 10 años de funcionamiento, el Plan Nescafé ha permitido la capacitación de los caficultores, además de la entrega de plantas resistentes a enfermedades, permitiendo crear un negocio rentable y sostenible, donde se destaca la utilización de un café 100% colombiano.
Por tanto, más que un producto, el café se ha convertido en una tradición que va de generación en generación, un elemento de identidad y unión de todos los colombianos, una palabra que solo con pronunciarla trasciende fronteras.
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El café colombiano, además de tener reconocimiento internacional gracias a su sabor, calidad y sostenibilidad, comparte la identidad y cultura de un país.
Bibliografía:
Café de Colombia. (2019, 30 septiembre). ¿Qué tanto sabes de café? Real Academia del Café.